Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre: una relación fuera de lo común

14 febrero, 2014

Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre para Alcanda Matchmaking Blog

A Simone y Jean-Paul les unía su común interés por la filosofía, los problemas sociales y la libertad: Se admiraban recíprocamente, ambos fueron los dos estudiantes más brillantes de su promoción universitaria. A ella le fascinaba la originalidad del pensamiento de él y lo aceptaba como era. Sartre la admiraba por el talento, por su belleza y capacidad de trabajo, por su laboriosidad se refería a ella como “el castor”.

Simone de Beauvoir nació en París un 9 de enero de 1908 en el seno de una familia acomodada. Tras la Primera Guerra Mundial, la economía familiar se vio afectada repercutiendo en las relaciones entre sus padres que se fueron deteriorando poco a poco, marcando así las ideas políticas feministas de Simone.

Fue una magnífica estudiante y con tan sólo 15 años de edad tenía claro que quería dedicar su vida a escribir. Fue escritora, profesora y filósofa. Escribió novelas, ensayos, biografías y monográficos sobre temas políticos, sociales y filosóficos. Su pensamiento se enmarca dentro del existencialismo y algunas obras, como El segundo sexo, se consideran elementos fundacionales del feminismo. Obtuvo los premios Goncourt y el Premio Austríaco de Literatura Europea.

Jean-Paul Charles Aymard Sartre nació en París un 21 de junio de 1905 y conocido comúnmente como Jean-Paul Sartre. Fue huérfano de padre, criado por su madre y abuelo quien le introdujo en el mundo de las matemáticas y literatura clásica. Estudió en París en la «elitista» École Normale Supérieure, graduándose en 1929 con un Doctorado en Filosofía. Fue durante sus estudios cuando conoció a Simone de Beauvoir y a Raymond Aron. Sartre y de Beauvoir se volvieron compañeros inseparables durante el resto de sus vidas.

Sartre fue un filósofo, escritor, novelista, dramaturgo, activista político, biógrafo y crítico literario francés, exponente del existencialismo y del marxismo humanista. Fue el décimo escritor francés seleccionado como Premio Nobel de Literatura, en 1964, pero lo rechazó explicando en una carta a la Academia Sueca que él tenía por regla declinar todo reconocimiento o distinción y que los lazos entre el hombre y la cultura debían desarrollarse directamente, sin pasar por las instituciones.

Ambos decidieron unir sus vidas, pero en un amor libre porque ni Simone ni Sartre aceptaban el matrimonio. «Sartre —asegura Simone— no tenía la vocación de la monogamia; le gustaba estar en compañía de las mujeres, a las que encontraba menos cómicas que los hombres; no comprendía, a los veintitrés años, el renunciar para siempre a su seductora diversidad.» De todos modos ella lo amaba y lo aceptaba como era. El propuso la fórmula de su relación: «Entre nosotros se trata de un amor necesario, pero conviene que también conozcamos amores contingentes.» Ambos cumplieron este pacto filosófico: él tuvo muchos amores contingentes y ella, no tantos. Sartre declaró que su relación con Simone era la «única necesaria», mientras que todas las demás relaciones eran «contingentes», Por su parte, Simone de Beauvoir escribió que “todo el tiempo que pasaba separada de Sartre le parecía tiempo perdido”.

Incluso llegaron a firmar un contrato por dos años, en el que acuerdan que vivirían juntos durante ese período lo más íntimamente que ambos pudieran soportar. Después se separarían para reemprender, durante un tiempo “más o menos” largo, una vida “más o menos” en común. Además se comprometían a contarse absolutamente todo.

Beauvoir, incluyó en sus relaciones amorosas a algunas de sus alumnas, como Bianca Bienenfeld, a quien conoció cuando ésta tenía 16 años y que también estuvo con Sartre, a Nathalie Sorokin, hija de una señora divorciada que armó un escándalo con la policía, y a Silvie Le Bon, a la que declaró su heredera. Y llama la atención la larga relación de Sartre con las dos hermanas Kosakiewicz, de origen ruso, primero con Olga y luego con Wanda. Se cuenta que siempre las mantuvo, lo cierto es que Sartre les conseguía papeles en sus obras de teatro.

Durante toda su existencia, Sartre mantuvo romances con mujeres cada vez más jóvenes. Beauvoir lo admitía como una incapacidad para aceptar la edad adulta. Mientras, ella mantenía esporádicas relaciones con otros hombres y otras mujeres, algunas de las cuales eran a la vez amantes de Sartre.

En 1980 Sartre muere a causa de un edema pulmonar. “Su muerte nos separa. Mi muerte nos volverá a reunir. Mejor así: ya es hermoso que nuestras vidas hayan encajado durante tanto tiempo”, dijo Simone. Al poco tiempo, Beauvoir enfermó seriamente de neumonía y murió en 1986 a los 78 años de edad. Ambos están enterrados en una tumba común en el cementerio de Montparnasse.

En la década de los cincuenta, la pareja adoptó la costumbre de pasar los meses de septiembre y octubre en Roma.

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