Las feromonas no entienden de mascarillas

España es uno de los últimos países que adopta la norma del fin de las mascarillas en interiores y… ¿ahora qué?

Un accesorio tan poco favorecedor hacía más atractivas a las personas y es que la mente rellena aquello que no ve.  “Los rostros cubiertos con mascarillas quirúrgicas pueden ser juzgados como más atractivos que aquellos que no lo están”, según determinaba un estudio llevado a cabo en la Universidad de Pensilvania (EE.UU.) el pasado agosto y que fue publicado bajo el nombre Beauty and the mask. 

Está demostrado que el parámetro que seguimos para considerar a una persona guapa de otra que no lo es, es la simétrica facial. Las mascarillas, al ocultar posibles asimetrías, hace que nos imaginemos un rostro perfecto con tan solo mirar a los ojos ya que estos tienen una gran fuerza expresiva. Aunque no veamos la boca, si la persona que tenemos de frente emboza una sonrisa, esta se reflejará claramente en la mirada. “Cuando tendemos a rellenar, la mente atribuye la mejor forma posible a esa percepción”, señala la Psicóloga Elena Dapra. Pero, aunque no veamos el resto de los rasgos, solo por la mirada sabremos si la persona es franca, abierta y con deseo. Por algo se suele decir que los ojos son el espejo del alma y con las mascarillas estas percepciones quedan ocultas. Aunque también es cierto es que podemos encontrarnos con muchas decepciones.

Ahora que ya no nos mimetizamos con un accesorio que solo será obligatorio en determinados ámbitos y que se había entrado en la espiral de búsqueda dentro de los entornos laborales, familiares y algunos sociables, faltaba la chispa de lo novedoso y la mayoría de nosotros estamos más que dispuestos a vivir cambios radicales antes de verano y como la cosa requiere tiempo, nada mejor que hacerlo tranquilamente para buscar pareja y poder así iniciar una nueva etapa de nuestra vida pos-pandemia para dar continuidad a nuestra vida.

Para Alcanda Matchmaking nada mejor para eso que aplicar el principio de «el amor está en el aire» porque las feromonas, esas moléculas sexuales que atraen a sus parejas y se dispersan por el aire, ya están flotando en el ambiente. Y para esas moléculas amables del amor, no hay tapujos que valgan porque las feromonas no entienden de máscararillas.