Besos robados…
Habían quedado a comer como lo hacían regularmente en aquel sitio de mesas altas en aquella calle comercial de su ciudad. Como siempre él llegó puntual y escogió una mesa que le permitiría verla llegar desde lejos.
Ella era alta, rubia y delgada…con un cuerpo de músculos largos y en forma que a él nunca dejó de gustarle. A pesar de todo. Como siempre se besaron de una manera a medio camino entre un beso formal y un pico robado en la comisura de los labios.
Desde que se conocieron en una noche de verano conectaron de una manera muy directa…mantenían largas conversaciones por teléfono hasta bien entrada la noche, compartieron muchos planes y hasta intentaron dar un paso más…pero sus momentos no eran los mismos. Como recuerdo de aquellas épocas se seguían llamando por los apelativos que se inventaron el uno para el otro.
Como siempre hablaron de lo divino y de lo humano…y sobre todo de las relaciones entre los hombres y las mujeres…esa vez, no sé si por descuido, o en un gesto cariñoso (ya que ella era bastante tocona), sus piernas no pararon de rozarse durante toda la comida…o tal vez fuera simplemente porque la mesa era pequeña y las sillas eran altas.
A él que el contacto personal nunca terminó de gustarle aquel roce de piernas si le resultaba cómodo…sería la confianza que entre ellos había, sería quizá que era primavera y a él ella siempre le pareció extremadamente atractiva y carnal…o quizá sería simplemente que les unía una relación algo distinta a una amistad entre un hombre y una mujer. Porque sí, eso puede llegar a pasar.
A pesar de que por sus vidas había pasado mucha gente, ellos seguían manteniendo un vínculo especial…esa conexión que surgió en aquella noche de verano se mantenía a través de los ya 5 años de amistad que les unía. Curiosamente a ella le encantaba el olor a noches de verano en la ciudad…y desde entonces él siempre pensaba en ella cuando conducía cerca de aquel parque grande de su ciudad en las noches de verano.
Curiosamente, a pesar de todo, había cosas que no se habían contado…hasta que un día, no me contaron como ocurrió, la conversación derivó al lado más carnal de lo divino y de lo humano…y entre risas quedaron una tarde para emborracharse y compartir sus gustos más privados y que menos a la luz estaban.
Claramente ellos eran personas cebolla…con muchas capas…y cuanto más cercano al corazón, más jugosas y picantes eran sus visiones sobre la vida.
Desde ese día todo cambió entre ellos…pero en este caso, a mejor. Si desde el principio ellos tenían claro que debajo de su aspecto aburguesado y pijo había muchas cosas más, desde aquella tarde de gin tonics y sofá todo quedó mucho más claro.
Al terminar aquella comida ella le recordó que hacía un año por esas fechas de aquella conversación en que todo cambió, se volvieron a despedir en la moto de él con aquella forma de besarse…a medio camino entre un beso formal y un pico robado, y mientras ella se marchaba calle arriba él la miró el trasero mientras se ponía el casco…porque era primavera y al fin y al cabo él era un hombre y ella una mujer…y había pasado mucho tiempo desde aquella noche de tormenta en su terraza….por supuesto en una noche de verano en la ciudad.
Autor invitado: Michael Corleone (seudónimo)
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