¿Amante madura o Yogurín?: consejos de Benjamin Franklin para elegir amante
Brujuleando por Internet he encontrado esta carta fechada en 1745 en la cual, el mismísimo Benjamín Franklin, a la edad de 39 añitos, le explica a un amigo más joven las excelencias del matrimonio, pero también le aconsejaba que, si aún no se sentía preparado para “esposarse”, debía echarse una amante “madura” frente a una mujer joven.
Como ya sabéis, además de ser uno de los Padres Fundadores de los EE.UU., Franklin fue un prolífico inventor y un innovador incansable, responsable de las gafas bifocales, los odómetros, el catéter urinario flexible y muchas cosas más. De hecho, fue uno de los primeros impulsores de la conciencia ambiental, abrió bibliotecas, fundó hospitales, organizó el primer servicio de bomberos, y presionó a favor de la legislación contra la esclavitud antes de su muerte en 1790.
A continuación os traduzco su carta. A saber que, aunque él las denomina mujeres “viejas” por respeto a las mujeres, yo voy a interpretar este término como “maduras”.
También he querido proporcionaros más abajo y en cursiva el contenido original de la carta para aquellos a quienes les guste el inglés antiguo porque es verdaderamente interesante de leer.
«25 de junio de 1745
“Estimado amigo;
No conozco medicina apta para reducir esas inclinaciones naturales violentas que me dices; y creo que, aunque la conociera, no te la haría saber. El remedio conveniente es el matrimonio. Es el estado más natural para el hombre y, por tanto, aquel con el que tienes más posibilidades de alcanzar una felicidad sólida. No me parecen bien fundados tus argumentos en contra de esposarte ahora. Las ventajas circunstanciales que contemplas al posponerlo no sólo son inciertas sino que son pequeñas si se comparan con estar casado y asentado. La unión del hombre y de la mujer completa al ser humano. Por separado, a ella le falta la fuerza corporal y de razonamiento de él; a él, la suavidad, sensibilidad y discernimiento agudo de ella. Juntos, tienen más posibilidades de salir adelante en el mundo. Un hombre solo no tiene ni con mucho el valor que tendría en ese estado de unión. Es un animal incompleto. Es como una hoja suelta de unas tijeras. Si encuentras a una esposa prudente y sana, tu aplicación en tu oficio, junto con la buena economía de ella, serán dote suficiente.
Pero si no quieres seguir este consejo y te empeñas en concebir como inevitable el trato con el otro sexo, te repito aquí mi consejo anterior: que en tus amores prefieras a las mujeres “mayores” antes que a las jóvenes.
Lo llamas paradoja y me pides mis motivos. Helos aquí:
- Porque tienen mayor conocimiento del mundo y sus mentes están mejor provistas de observaciones; su conversación es más instructiva y produce un agrado más duradero.
- Porque cuando las mujeres dejan de ser hermosas, procuran ser buenas. Para conservar su influencia sobre los hombres, suplen la disminución de la belleza con un aumento de la utilidad. Aprenden a hacer mil servicios, grandes y pequeños, y son el más tierno y útil de los amigos cuando estás enfermo. Así siguen haciéndose querer. Y por eso cosa rara que una mujer “mayor” no sea una buena mujer.
- Porque no hay riesgo de niños, cuya producción irregular puede venir acompañada de muchos inconvenientes.
- Porque, por su mayor experiencia, son más prudentes y discretas para evitar las sospechas al llevar adelante una intriga. Por eso, el trato con ellas es más seguro en lo que atañe a tu reputación. Y en lo que respecta a la de ellas, si se llega a conocer el caso, las personas de consideración pueden sentirse inclinadas más bien a disculpar a una mujer “madura” que tiene la bondad de ocuparse de un joven, de enseñarle modales con sus buenos consejos y de evitar que dilapide su salud y su fortuna entre prostitutas mercenarias.
- Porque en todo animal que camina erguido, la falta de los humores que llenan los músculos empieza a aparecer en la parte superior: lo que primero se vuelve lacio y enjuto es el rostro; después, el cuello; después, el pecho y los brazos; mientras las partes inferiores se conservan tan rollizas como siempre hasta el final. De manera que, si cubriésemos con una cesta todo lo superior y mirásemos sólo lo que está por debajo del ceñidor, es imposible distinguir entre dos mujeres a la “madura” de la joven. Y como de noche todos los gatos son pardos, el placer del deleite corporal con una mujer “madura” es al menos igual, y en muchas ocasiones superior, pues toda maña es susceptible de mejorarse con la práctica.
- Porque el pecado es menor. “Perder” a una doncella puede llevarla a la ruina y hacerla infeliz de por vida.
- Porque la compunción es menor. Haber hecho «desgraciada» a una muchacha joven te puede llenar de reflexiones amargas, que nunca acompañan al haber hecho «feliz» a una mujer “madura”.
- y, por último: ¡Por lo agradecidas que son!
Hasta aquí lo que toca a mi paradoja. Pero, siendo tontamente sincero, sigo aconsejándote que te cases pronto.
Tu fiel amigo,
B.F.”
Han pasado casi 300 años y, a pesar de todos los adelantos que la sociedad ha experimentado, la liberación de la mujer, la supuesta igualdad entre hombres y mujeres, lamentablemente y salvando las distancias, los “beneficios” que describe el Sr. Franklin de echarse como amante a una mujer “madura” frente a una joven, sorprendentemente para muchos siguen siendo de aplicación a nuestros días y yo me pregunto ¿será por esto que cada vez hay más mujeres “maduras” con posibles acompañadas de “yoguirines»?
Dicha carta tiene diversas interpretaciones pero lo que deja patente es la absoluta dominancia del hombre frente a la mujer… menos mal que en el S. XXI esto sí está cambiando.
Carta original:
“June 25, 1745
My dear Friend,
I know of no Medicine fit to diminish the violent natural Inclinations you mention; and if I did, I think I should not communicate it to you. Marriage is the proper Remedy. It is the most natural State of Man, and therefore the State in which you are most likely to find solid Happiness. Your Reasons against entering into it at present, appear to me not well-founded. The circumstantial Advantages you have in View by postponing it, are not only uncertain, but they are small in comparison with that of the Thing itself, the being married and settled. It is the Man and Woman united that make the compleat human Being. Separate, she wants his Force of Body and Strength of Reason; he, her Softness, Sensibility and acute Discernment. Together they are more likely to succeed in the World. A single Man has not nearly the Value he would have in that State of Union. He is an incomplete Animal. He resembles the odd Half of a Pair of Scissars. If you get a prudent healthy Wife, your Industry in your Profession, with her good Economy, will be a Fortune sufficient.
But if you will not take this Counsel, and persist in thinking a Commerce with the Sex inevitable, then I repeat my former Advice, that in all your Amours you should prefer old Women to young ones. You call this a Paradox, and demand my Reasons. They are these:
- Because as they have more Knowledge of the World and their Minds are better stor’d with Observations, their Conversation is more improving and more lastingly agreable.
- Because when Women cease to be handsome, they study to be good. To maintain their Influence over Men, they supply the Diminution of Beauty by an Augmentation of Utility. They learn to do a 1000 Services small and great, and are the most tender and useful of all Friends when you are sick. Thus they continue amiable. And hence there is hardly such a thing to be found as an old Woman who is not a good Woman.
- Because there is no hazard of Children, which irregularly produc’d may be attended with much Inconvenience.
- Because thro’ more Experience, they are more prudent and discreet in conducting an Intrigue to prevent Suspicion. The Commerce with them is therefore safer with regard to your Reputation. And with regard to theirs, if the Affair should happen to be known, considerate People might be rather inclin’d to excuse an old Woman who would kindly take care of a young Man, form his Manners by her good Counsels, and prevent his ruining his Health and Fortune among mercenary Prostitutes.
- Because in every Animal that walks upright, the Deficiency of the Fluids that fill the Muscles appears first in the highest Part: The Face first grows lank and wrinkled; then the Neck; then the Breast and Arms; the lower Parts continuing to the last as plump as ever: So that covering all above with a Basket, and regarding2 only what is below the Girdle, it is impossible of two Women to know an old from a young one. And as in the dark all Cats are grey, the Pleasure of corporal Enjoyment with an old Woman is at least equal, and frequently superior, every Knack being by Practice capable of Improvement.
- Because the Sin is less. The debauching a Virgin may be her Ruin, and make her for Life unhappy.
- Because the Compunction is less. The having made a young Girl miserable may give you frequent bitter Reflections; none of which can attend the making an old Woman happy.
- Lastly, They are so grateful!!
Thus much for my Paradox. But still I advise you to marry directly; being sincerely Your affectionate Friend.
B.F.»
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