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Amor sin deseo

1 agosto, 2017

Amor sin deseo para Alcanda Matchmaking Blog

Anoche estuve viendo «Romance X», una película Francesa de 1999 escrita y dirigida por Catherine Breillat. El argumento me ha hecho reflexionar mucho. Dejando a un lado las escenas eróticas, que las tiene, y que son las que más carisma le dan a esta cinta, vemos a  una mujer, maestra de escuela, y a un hombre, modelo, que descubren el amor y se van a vivir bajo el mismo techo. Al poco tiempo en la relación, sucede algo inusual en los hombres; él ya no tiene ganas de mantener relaciones sexuales, lo cual es muy difícil de aceptar para ella, pues es una mujer muy pasional quien desea sentirse no sólo amada, sino plenamente satisfecha sexualmente.

Él le dice que la ama profundamente, y que siempre ha sido así en sus relaciones pasadas; a este hombre, el deseo siempre le desaparece al poco tiempo. Como si su deseo fuera fruto de una necesidad de posesión, que cuando está cubierta, desaparece.  Ella comienza a sentirse engañada, pero de una forma que no estamos  acostumbrados a ver, donde muchas mujeres piensan que los hombres las prometen amor para llevarlas a la cama, sino todo lo contrario. Un hombre que la ama con todo su corazón, pero que no quiere mantener relaciones sexuales con ella.

Ante la ausencia de encuentros eróticos en el marco de su relación estable,  ella prefiere continuar con esta relación pero sale a buscar en otros hombres, lo que no puede encontrar en su pareja. Es entonces cuando comienzan sus encuentros con varios hombres, entre ellos uno con quien tiene continuidad y que practica en sus relaciones sexuales los juegos sadomasoquistas  provocándola la entrada en una espiral, de la que lógicamente le costará salir.

En esos momentos es cuando me puse a pensar en cómo ella había llegado hasta esta situación, mientras censuraba a este hombre que, sencillamente, no había tenido la valentía de decirle a su compañera que había dejado de amarla; que le había ocurrido lo que le ocurre a muchas personas cuando se enamoran… que se ha fijado en nosotros, porque hay algo que realmente le atrae, que ha querido conocerla más, que estaba buscando cariño, afecto, comprensión, compañía, y que el deseo ha movido a ambos a sellar este encuentro con la convivencia.

Muchas veces criticamos y decimos que eso nunca nos va a pasar a nosotros cuando no estamos en una situación así, pero lo cierto es que el deseo se desvanece, e igual que le pasa a un hombre, le pasa a una mujer. La atracción se desvanece, dejamos de admirar a esa persona, nos damos cuenta que aquello que nos atrajo de ella, ya no nos atrae, o que nos sigue atrayendo, pero que hemos descubiertos otras cosas que nos repelen tanto, que rompen la magia de la atracción anterior y nos llevan a desear, si, pero a desear no estar ya con esa persona.

Nuestra formación (mal-formación) sentimental, fruto de las series televisivas, comedias románticas o cuentos de hadas, nos ha enseñado a unir inequívocamente ambas cosas: amor y deseo. Existen maestros en el arte de amar, que postulan que el deseo sólo aparece cuando se ama. Otros han cuestionado esa infundada verdad y sostienen que puede existir deseo sin que exista amor, subvierten la monogamia y abren su sexualidad sin abrir sus emociones (es el caso de las parejas swingers, por ejemplo). Y algunas otros especialistas han pensado que tampoco el amor es exclusivo, y que se puede desear y también amar a más de una persona a la vez (como sostienen los grupos que proponen la poligamia). Si se puede desear sin amar, entonces ¿se puede amar sin desear?

Pues sí, aunque esta relación esté más cercana a la de una amistad, sabiendo que la diferencia entre un amigo y un amor es que con el segundo tienes sexo y con el primero no. Reconociendo que a un amigo le puedes decir; “te quiero”, porque sientes que su amistad te genera ese sentimiento. Pero, lógicamente, dista mucho del amor que le profesas a una pareja a quien le dirías “te amo”, porque no es lo mismo querer a alguien que amar a alguien y en esto es donde la mayoría de las personas se equivocan y descubren que no son todo lo felices que deberían, aún queriendo muchísimo a su pareja, porque es muy difícil reconocer, y decir en voz alta, a alguien a quien has amado profundamente: “te quiero pero no te amo”.

Lo que está claro es que, como le pasó al protagonista de “Romance X”, el amor se le fue y se llevó el deseo, por tanto; amor y deseo si van de la mano son la pareja perfecta. Pero si no van, el deseo buscará al amor y el amor siempre buscará al deseo.

Yo sé a quién quiero y a quién amo, independientemente de los devenires de la vida, de lo bueno y lo malo que ésta nos depara, pero también sé que prefiero irme a la cama sin ese amor cuando ya no me ama. Porque después del dolor, vendrá de nuevo el amor; ese gran amor que te hará volver a querer compartir tu vida con él hasta que la muerte os separe – o el deseo muera.

Co-autor invitado: Jose Manuel Monfort Calderón

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